«Corazón de nube» de Flory Brown

Siempre que iniciamos un nuevo grupo de habilidades sociales en nuestro centro empezamos hablando de las emociones y a partir de ahí las colocamos en el corazón de nuestro trabajo semanal que late en cada sesión. Es como un primer escalón hacia la inteligencia emocional cuyo peldaño más elevado nos conduce a mantener buenas relaciones con nosotros mismos y con los demás. Y tiene su lógica, no es necesario ser un experto en habilidades sociales para comprender que si no sabemos lo que nos pasa, no aprendemos a expresarlo y gestionarlo eficazmente, difícilmente podremos conectar con los demás y entender también qué le pasa al otro.

Las emociones tienen diversas funciones, tanto las positivas como las llamadas «negativas», y una de esas funciones es ayudarnos a navegar una realidad social compleja, son como una brújula que nos permite orientarnos en nuestro entorno inmediato. Las emociones también nos señalan con claridad qué es lo que necesitamos en cada momento y nos impulsan a satisfacer nuestras necesidades para no solo sobrevivir sino también para vivir bien. Se hace entonces necesario observarlas, reconocerlas, aceptarlas y aprender a gestionarlas con sabiduría y equilibrio para que realmente cumplan su misión.

Si no has tenido la suerte de aprender en tu infancia como gestionar tus emociones no está todo perdido, porque se puede aprender a cualquier edad, es tan sencillo como prestarles atención, observarlas con cuidado y ecuanimidad y ser capaces de dominar tus impulsos hasta que de manera consciente tú decidas qué hacer con ellas y como actuar. Es sencillo pero no es fácil, como toda habilidad requerirá de un esfuerzo, una constancia y un camino plagado de ensayo y error que te llevará al final a incrementar tu inteligencia emocional.

La inteligencia emocional y las habilidades sociales son todavía hoy asignaturas pendientes en nuestro mundo aunque afortunadamente muchas escuelas y padres están ya empezando a darse cuenta que el mundo que emerge será de las personas que sepan colaborar con los demás, automotivarse y apasionarse con lo que hacen, cuidando de uno mismo, de la Tierra y de los demás.