Las rupturas sentimentales suelen ser casi siempre difíciles, especialmente cuando no eres tú la persona que tomó la decisión de dejarlo. En cualquier caso, haya sido tu decisión o no, perder una relación y un vínculo que en algún momento fueron importantes para ti no deja de ser un acontecimiento que muy posiblemente te llevará al inicio de un duelo, natural y necesario, pero doloroso.
El duelo es un proceso natural con distintas fases por las que poco a poco la persona va enfrentándose a la realidad de un pérdida. Las pérdidas pueden ser más o menos profundas y por eso cada duelo tiene sus propios tiempos, según también las circunstancias y la capacidad de cada persona para superarlos. En un proceso de duelo, además de poder transitarlo, sin evitarlo pero sin quedarse enganchado, una parte importantísima es el autocuidado. Poner especial atención a nosotros mismos para que estos momentos de dificultad no se alarguen sin necesidad y evitemos el sufrimiento (que no el dolor) innecesario.
¿Y qué es eso del autocuidado? En realidad se trata de poner atención a cosas muy básicas y de sentido común, que en realidad deberíamos hacer a lo largo de la vida y no solo en una situación de duelo. Porque si no dormimos, dejamos que la ansiedad nos agote, nos quedamos encerrados y aislados de nuestros amigos y familia, nos automachacamos continuamente y seguimos empeñados en no aceptar los cambios en nuestra vida, solo estaremos logrando que una situación de por sí difícil se convierta en un pequeño infierno personal. Y no tiene porque ser así, de verdad.
Así que volviendo a las cosas básicas y sencillas, voy a hacerte una serie de preguntas para que puedas cuestionarte qué estás haciendo para cuidarte si es que te encuentras en esta especial situación de duelo por una pérdida sentimental:
1. ¿Estás descansando lo suficiente? A veces una de las primeras cosas que ocurren es que no se duerme o no se descansa lo suficiente. Es un gran error, porque la falta de descanso hace que nos sintamos peor de lo que estamos en realidad. Evidentemente nos sentimos con menos fuerza, energía y ganas de hacer cosas cuando no dormimos bien o el sueño no es reparador; el estado de ánimo baja y la capacidad de pensar y buscar soluciones disminuye. Es muy importante que si los problemas de sueño, ya sea porque nos despertamos muy temprano o nos cuesta conciliar el sueño, se alargan en el tiempo busquemos ayuda. A veces simplemente revisando la higiene del sueño con un psicólogo (y cambiando lo hábitos que no son sanos), creando buenas rutinas y aprendiendo a relajarse es suficiente. Otras, será necesario acudir a un médico que nos prescriba de forma temporal algún fármaco que nos ayude, siempre y cuando hayamos adquirido primero esos buenos hábitos.
2. ¿Estás haciendo deporte? El deporte es uno de los grandes aliados de la salud mental. Mens sana in corpore sano, dicen. El deporte tiene un efecto antidepresivo natural, te ayuda a subir el estado ánimo, a sentirte mejor contigo mismo, y de paso te ayuda a relajarte y subir tu autoestima. ¿Qué más puedes pedir? Eso sí tienes que tener en cuenta que debes adaptarlo a tu nivel (a veces simplemente andar tiene grandes beneficios) y ser un poco constante para que puedas notar sus efectos. Hay muchas maneras de hacer deporte, y no todas pasan necesariamente por apuntarse a un gimnasio o hacerlo en soledad. ¿Por qué no investigas qué tipo de deporte te gustaría hacer, si no lo estás practicando ya? Te animo a que lo pruebes y empieces a notar sus efectos beneficiosos lo antes posible. Si lo conviertes en hábito te acompañará el resto de tu vida.
3. ¿Sabes cómo relajarte? A cada uno le motivan cosas distintas a la hora de relajarse y desconectar pero hay actividades que tienen ese poder especial para la mayoría de las personas: como el yoga, la meditación, los ejercicios de relajación, estar en contacto con la naturaleza (véase la terapia del bosque) o rodearse de personas que te dan afecto, te escuchan y te llenan de buen humor….¿has oído hablar de los efectos superbeneficiosos de los abrazos, por ejemplo? Aunque a veces es difícil, hay que aprender a relajarse y dejar de pensar constantemente en tu ex, porque aunque los recuerdos te asalten y la compulsión de seguirle en sus redes sociales sea a veces más fuerte que tú, cuanto menos tiempo inviertas en cosas que tienen que ver con tu ex y te sientas más involucrado con tu presente, mejor para ti.
4. ¿Estás protegiendo tu autoestima? Una buena autoestima es esencial para ir con confianza y optimismo por la vida. Te da el coraje y la motivación para intentar cosas nuevas y para perdonarte los fallos que seguro van a ocurrir por el camino. Cuando vivimos una ruptura sentimental, el cuestionamiento de nuestra propia valía es a veces recurrente, más todavía si nos han dejado sin saber muy bien por qué. Aunque trabajar la autoestima es un proceso de vida, en estos momentos tenemos que prestar atención a la manera en que nos hablamos a nosotros mismos, las palabras y el tono, si nos estamos recompensando los aciertos y el esfuerzo sostenido, si estamos diciéndole a nuestro cuerpo que merecemos la pena, con mimos y pequeños caprichos y si, en definitiva, sentimos que como cualquier otro ser humano somos dignos de amor, aceptación y compasión de los demás. Si no estás haciendo o sintiendo algunas de estas cosas, es el momento tal vez de que empieces a trabajar en ti para quererte un poco más cada día.
5. ¿Te atreves a salir de tu zona de confort? Se ha cerrado (o se está cerrando) un capítulo de tu vida. Además de perder la relación que tenías, también lloras la pérdida de la persona que eras cuando estabas con tu ex, y cómo te hacía sentir eso. La buena noticia es que puedes reconstruirte y ampliar la persona que eres, a través de nuevos aprendizajes, nuevas experiencias y nuevas relaciones. Pero para probar tienes que arriesgarte, enfrentarte a tus miedos y ponerte el «sombrero de explorador», para que puedas vivir la vida como la maravillosa y rara aventura que en realidad es, con sus altos y bajos y todos sus ricos matices. Si no sales de lo ya conocido, de la comodidad y la pereza no sabrás qué cosas, algunas pueden ser muy buenas, te están esperando ahí fuera.
6. ¿Te rodeas de buena gente? El ser humano no está hecho para vivir solo, somos tribu, participamos en grupos, desarrollamos relaciones profundas con familia y amigos que dan sentido a nuestra vida. Aunque se oye muchas veces eso de que hay que aprender a estar solo, cuidado con este consejo porque en soledad no se vive bien en momentos de crisis y dificultad. Yo lo cambiaría por hay que saber estar bien acompañado, por personas que te quieren y te respetan, manteniendo límites saludables y buscando la interdependencia: hoy por ti y mañana por mi. Los ratos de soledad son buenos para la introspección, para disfrutar con uno mismo, para el placer del silencio y la calma, pero siempre que sean buscados y no signifiquen que nos vamos a aislar del mundo porque sentimos que el mundo es hostil y no merece la pena. Esta visión pesimista e individualista de la realidad nos llevará a un camino de amargura y le quitará sentido a nuestra vida. Busca a los demás, pide que te escuchen, comparte tus experiencias y conocimientos, apóyate en el buen mundo que te rodea.
7. ¿Te das la ayuda que necesitas? A veces solos no podemos, necesitamos que nos escuchen, compartir nuestras historias para encontrar alivio y refugio. Los amigos ayudan, las familias están ahí para apoyar pero a veces también necesitamos encontrar ayuda profesional y objetiva, terapia individual, grupos de apoyo, talleres o actividades que nos saquen de la rutina y nos ayuden a pensar y sentirnos mejor. No te cortes, es lo más natural del mundo, acudir a una profesional cuando necesitamos encontrar solución a nuestros problemas y dificultades es lo más lógico y racional que puedes hacer. Desde el Centro Psicología Ventura te puedo ayudar si tu quieres pero ¿por qué no empezar por descargarte la guía gratuita «Cómo superar una ruptura»? Descárgatela y cuéntame qué te parece, cómo vas a planificar las próximas semanas de este proceso de duelo, qué vas a hacer de forma consciente e intencionada para sentirte mejor. Te deseo la mejor de las suertes y mucho ánimo en tu camino.